sábado, 4 de marzo de 2017

El viejo arte de conducir

Todos hemos escuchado alguna vez esa frase de "los coches ahora son lavadoras" aduciendo a la falta de pasión que provocan los coches modernos, a esa falta de "feeling" entre el conductor y el coche.

Básicamente se refieren a que el coche lo hace todo y que no transmite sensaciones. Que lo de antes era mejor, más puro, transmitía más... Bueno, sí y no.

Es incuestionable que hemos avanzado muchísimo en automoción. Establecería una frontera claramente definida en los años 90 que marcaron la pauta de lo que es un automóvil moderno, más que nada porque aparte de electrónica y ayudas a la conducción, un coche actual difiere poco de un coche de principios de esa década. Fue la época de la generalización de la inyección, el catalizador, la dirección asistida, el aire acondicionado, el ABS, etc. En los 80 en cambio, lo normal era encontrarse motores a carburación, sin catalizar, dirección "resistida" y el aire... Pagando en coches de ya cierto nivel.

Recuerdo de pequeño que una característica para considerar a alguien un "buen conductor" era su facilidad para conducir un coche ajeno a la primera, su adaptabilidad a llevar con finura un coche que no era el habitual, ¿se imaginan? Hoy día eso es impensable en los coches actuales que todo es dulce y sencillo, pero es verdad que en aquella época, conducir un coche diferente era una tarea no precisamente fácil.

Un coche de hasta los 90, carburado, muchas veces con encendido por platinos, etc. requería de una serie de protocolos para iniciar la marcha una fría mañana de invierno. Accionabas el contacto, tirabas del starter también llamado "el aire", pegabas un par de acelerones a fondo antes de girar la llave, y la accionabas encomendándote a todos los santos para que arrancara más o menos rápido. Luego de esto, lo dejabas unos segundos encendido y después iniciabas la marcha montando bastante ruido porque "el aire" lo dejaba en unas 2000 rpm de contínuo. Eso si funcionaba bien, claro, porque si no, ibas a trompicones cual atracción de feria y tenías que hacer un juego de pies no a la altura de los menos expertos para mantener el acelerador pisado mientras frenabas al llegar a alguna intersección.

Otras veces el carburador se salía de punto; si era uno sólo, porque como llevara dos carburadores como por ejemplo el 205 Rallye o el Alfa 33... ¡Ay amigo! eso era inconducible y por supuesto gastaba hasta niveles de "hay que llevar la Campsa detrás".

Motor de Peugeot 205 Rallye con dos carburadores
Luego esos coches no conocían de par motor ni chorradas similares. Simplemente había un momento bueno para cambiar sin quedarse corto y sin pasarse, con una caja de cambios de 4 relaciones que al menos ayudaba porque llevaba un desarrollo infinitamente más corto que las actuales y los coches pesaban bastante menos. Si decimos que un Renault 12, coche señorial donde los hubiera pesaba como 100 kgrs. menos que un Smart Fortwo y casi 400 kgrs. menos que un Renault Clio 3, igual nos da la risa. Claro, que todo eso va hoy en día en estructuras deformables, refuerzos, equipamiento, etc.

Es decir, los coches de ahora pesan más pero andan más, son más seguros, más cómodos, gastan menos, etc.

Recuerdo aquello de "un conductor experto frena en menos metros que un ABS". Sí, claro, un experto, en uso de sus cinco sentidos y calibrando la situación con calma. Lo que pasa es que el común de los mortales va distraído, tiene un nivel de conducción "no-experto" y la calma la deja para cuando llega a casa, y el nivel de desarrollo actual me hace pensar que ya ni eso. Me considero un buen conductor y sin embargo a la hora de comprar coche nuevo, a igualdad de precio, escogí el menos potente porque el otro no llevaba ABS. Creo que el primer año de tener el coche, cuando llegaron el invierno y sus lluvias, amorticé el sobrecoste del sistema antibloqueo de frenos no menos de 10 veces. Ahora el control de estabilidad es obligatorio, pero cuando se ofertaba por 400-500-600 euros era algo que se amortizaba del orden de cuatro o cinco veces como mínimo a la primera espantada de un coche que tuviéramos.

En los 70, un Seat 1430 1800, con sus 118CV carburados, desarrollo corto y 960 kgrs. con tracción trasera era poco menos que una bestia parda y el coche más rápido de producción nacional, secundado por el Seat 1200 Sport. La gracia es que hablamos de 170 y 162 km/h. Un "deportivo" como el R5 TS se quedaba en 151 km/h. y un Fiesta Súper Sport 1300 en 148 (el más lógico S1300 sin "rodillos" se iba hasta 157). Hablamos de coches con 67CV, 63CV o 66CV.

Seat 1430 1800. 118CV, 960 kgrs. de peso y 170 km/h. de velocidad punta

Seat 1200 Sport. 67CV, 805 kgrs. y 162 km/h. de velocidad punta

Renault 5 TS, 63CV, 800 kgrs. y 150 km/h. de velocidad punta

Ford Fiesta S 1300, 66CV, 800 kgrs. y 157 km/h. de velocidad punta

En resumen, eran coches "de dueño", coches que había que cambiar el aceite para invierno o verano, girar la entrada del filtro según la época, llevarlos a revisar cada vez que se iba a hacer un viaje "largo" de 300 kms., cifra que hoy hacemos con cualquier coche sin pararnos a pensar en nada porque no hace falta. Había que regularles los platinos, la carburación, etc. Cosas que hoy son innecesarias. Y por supuesto, con cifras por encima de los 70CV que ya los planteaban como pequeños deportivos, no al alcance de todas las manos, sólo de las más habilidosas. Hoy un coche urbano como un Citroën C1 tiene 82CV y anda lo mínimo razonable. Conducir un coche de 200CV está al alcance de cualquiera.

Antes, en un coche de estos, a la más mínima salida de carretera, el desenlace podía ser fatal. Ahora no estamos exentos de peligro pero las formas más impersonales, el peso, etc. están todos enfocados en conseguir eficiencia y seguridad para ocupantes, peatones y demás usuarios de la vía. Un ejemplo de "gadget" perdido en pos de la seguridad son los chulísimos faros escamoteables que sin embargo era armas homicidas en caso de atropello.

Faro escamoteable de un Mazda MX5 de primera generación

Los controles de tracción nos hacen tan fácil la vida que ya no nos preocupamos de lo peligroso que es un tracción trasera en mojado. Un estudio de BMW demostró que el 80% de sus clientes no sabía qué eje impulsaba a su vehículo.

De fiabilidad no hablemos. Esa frase de "los coches de antes eran mejores y no se rompían"... No es difícil recordar aquellos Seat 127 con corrosión con menos de 10 años de antigüedad, mecánicas que había que "hacer motor" antes de los 100.000 kms. Ahora imágenes como la que sigue, son frecuentes en coches que funcionan como relojes suizos, sin más preocupaciones que repostar y seguir el mantenimiento preconizado por el fabricante.
Tablero de un Renault Clio 1.5 dci

En una cosa sí coincido con los nostálgicos: Aquellos coches eran más difíciles de olvidar, había más sintonía y te enseñaban a conducir.

Hasta la próxima.

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